Hoy tenemos la presentación de una amiga madrileña, tal y como ya hemos dicho, que se llama Sichi, que según sus propias palabras significa «siete». Sichi llegó a su casa el día siguiente a que su familia perdiera a su anterior perro, Pepo, pero por lo que nos cuenta ha logrado cubrir su hueco perfectamente.
Hola, me llamo «Sichi», que significa «siete», el número mágico de la buena suerte, y soy una Beagle (o «Beaguelita», que me dice mi amito) de Madrid. Tengo cuatro meses recién cumplidos, y estoy con mi familia desde los dos meses y medio.
Mis amos me compraron en Griñón, justo el día siguiente de sacrificar a su antiguo perro: Pepo. Yo les notaba muy tristes pero, cosa curiosa, en ningún momento me sentí obligada por ellos, a ocupar el lugar de Pepo. Al contrario, mis amos me aceptaron y cuidaron desde el primer día, ahora entiendo que porque aman a los perros y, sobre todo, porque proyectan ese amor en miles de mimos y cuidados.
En apenas mes y medio me he hecho la dueña de la casa, y poco a poco, con mis gracias, mimos, y travesuras, he vuelto a traer alegría a esta casa, y ayudado a mis amos a soportar el dolor de la pérdida de su anterior perro. Ahora estoy segura de que Pepo, desde el cielo de los perros, está feliz al vernos a todos felices.
Como todos los Beagles, soy cabezota y muy comilona, y no paro de morder todo lo que encuentro (es que me duelen los dientes, y no sé, de momento, jugar de otra forma), y he de reconocer que, aunque a veces haga mucho daño sin darme cuenta, mis amos no me lo tienen en cuenta y me tratan con muchísima dulzura.
Ladro a mi plato vacío cuando tengo hambre (a todas horas), y me encanta destrozar peluches, camisetas, almohadas… Todo lo que encuentre por la casa y que sea blandito. Como soy muy pequeñita, de vez en cuando hago cosas muy feas, como comerme las cacas, pero, pese a todo, me dicen que soy muy buena… Sobretodo cuando salgo fuera de casa… ¿Será por eso que ya me han llevado de vacaciones a la playa y a la montaña?
Espero seguir así de feliz en esta casa durante muchos años, y que el significado de mi nombre se haga real en cada uno de mis ladridos, movimientos de rabo y lametones.
Guau guau para todos.
Bienvenidos, tanto Sichi, como Esteban, su dueño, y por supuesto a su dueña, aunque desconozcamos su nombre. Seguro que has rellenado el hueco de Pepo, pero no lo habrás sustituido, sino que te habrás ganado tu propio espacio en el corazón de tus dueños.
¡¡¡Lametones guapa!!!